«El brillo del sol es diferente del brillo de la luna y del brillo de las estrellas; y aun entre las estrellas, el brillo de una es diferente del de otra.» – 1 de Corintios 15:41
El sol brilla de día, mientras que las estrellas y la luna alumbran la oscuridad. Cada una tiene su propio brillo, un diseño único y necesario. La estrella no puede ser sol, pero aún así brilla con igual importancia y es esencial en su papel. De la misma manera, cada uno de nosotros es único, con un llamado y propósito únicos.
¿Cuántas veces te has comparado con lo que otro está haciendo? ¿Has anhelado lo que otra persona tiene? Sé honesta contigo misma y entrégale esos sentimientos al Padre. A raíz de las circunstancias de la vida, nuestra infancia, traumas y heridas, nuestra identidad se distorsiona y perdemos percepción de nuestro verdadero valor. Nuestra autoestima se daña, llevándonos a creer que somos menos de lo que realmente somos. Esas emociones y sentimientos oscurecen nuestro brillo interior.
Para brillar con intensidad, debes creer en quién fuiste diseñada a ser y confiar en ti misma, tal y como lo hace el Padre. La autoestima es la impresión que una persona tiene de sí misma, formada a través de sentimientos, emociones y experiencias. Es crucial permitir que la luz del Espíritu Santo revele esos sentimientos y descubra su raíz. De esta forma, él te recordará tu verdadera identidad y propósito, permitiéndote brillar con poder y activar tus dones y talentos. Nadie puede quitarte lo que el Padre ha declarado sobre ti desde antes de tu nacimiento.
Abraza quien el Padre te creó para ser. Acepta esa luz única que solo tú puedes irradiar. Acoge tu destino divino y permite que el Padre te susurre quién eres para Él.
Cierra los ojos, abrázate y repite: «Padre, recuérdame mi diseño original. Ayúdame a aceptarlo y amarlo. Quiero florecer en lo que me llamaste a hacer. Quiero prosperar en mi destino divino.»
Ya sea sol, estrella o luna, todos tienen un resplandor único e indispensable. Conéctate con el Padre, la fuente de vida, y él te proporcionará claridad en todo.
Reflexiona y responde con sinceridad a las siguientes preguntas:
- ¿Qué admiro de otra mujer?
- ¿Estoy viviendo la mejor versión de mí misma?
- ¿Me apasiona mi trabajo?
- ¿Estoy haciendo lo que me hace feliz?
- ¿Estoy dispuesta a caminar hacia mi destino divino?
- ¿Sé lo que Dios dice de mí?
- ¿Estoy más enfocada en hacer que en ser?
Por último, medita en este versículo:
«Porque si permaneces callada en este tiempo, alivio y liberación vendrán de otro lugar para los judíos, pero tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para una ocasión como esta tú habrás llegado a ser reina?» – Ester 4:4
Has sido creada para este tiempo, ya sea que tengas el resplandor del sol, las estrellas o la luna. Es tu momento de resplandecer.
Elissa Massiel |Mentora en Sanidad Emocional |Facebook Elissa Massiel | Grupo Mujer Activa Tu Poder Internacional