Mujeres: solteras, casadas, esposas, madres, hijas, profesionales y al servicio del ministerio. Es una diversidad de actividades que, en ocasiones, puede llevarnos al cansancio tanto físico como espiritual, y podemos perder la capacidad de estar agradecidas por las bendiciones que nos rodean.
¿Qué hacer en este proceso? ¿Sientes que no puedes parar porque afectarías a otros? Permíteme decirte que sí puedes parar. Necesitas un tiempo de renovación, un momento para regresar a nuestro Creador. Te preguntarás: ¿cómo puedo hacer esto?
Encuentra un pequeño espacio en tu hogar, límpialo y dedícalo a Él, a tu Creador. Entra como si fueras al taller de reparación, restauración y renovación. Sumérgete en esa intimidad donde el Padre te espera para pasar tiempo contigo.
En la antigüedad, se utilizaba el sábado como día de reposo y aún hay creencias que continúan practicando esto. Sin embargo, a través de la muerte de nuestro Señor Jesucristo y Su resurrección, al creer en Él, Él se convierte en nuestro reposo, no solo un día. Por lo tanto, es hacia Él que debes dirigirte.
Isaías 40:29 nos dice: «Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil». Encontrarás otros pasajes que afirman que solo Él puede renovar tus fuerzas.
Salmos 9:10 dice: «Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo». Entra en comunión, alabanza y oración constantemente para poder descargar tus cargas y llenarte con un nuevo aceite. Una vez que estés llena, podrás dar de nuevo, sentir gratitud y reconocer todo lo bueno que Él añade a nuestras vidas. Recuerda que eres una hija del Reino y, como tal, tienes autoridad y asignaciones que cumplir. Así que renuévate, busca esa relación íntima y avanza hacia esta nueva temporada en la que Dios desea bendecirte.
Magdy Roxana Paredes | Licenciada en Teología |